El Sporting Estrada consiguió su segundo ascenso consecutivo desde su refundación, un logro con tintes de homenaje y de reivindicación
El Sporting Estrada logró el pasado domingo su segundo ascenso en sus dos temporadas de vida, una gesta que sin embargo no sorprende a aquellos que conocen la plantilla del equipo amarillo. La “familia” que unió fuerzas para recuperar el histórico club es también un bloque plagado de grandes jugadores, en realidad algunos de los mejores salidos de la cantera estradense en los últimos años y que no terminaron de hacerse un sitio en el Estradense. Con esa calidad indudable, solo quedaba por ver si el equipo encontraba la motivación y la constancia suficiente para pelear por grandes metas. Tras terminar la temporada son solo una derrota y tras encajar únicamente doce goles, queda clara la intensidad de un equipo cuyo techo sigue todavía por descubrir.
Su ascenso y su título, más allá de su mérito deportivo, tienen sin embargo un significado mucho más grande. Uno de ellos parte de su pasado, de ese que se esconde bajo el burocrático nombre de SP Estrada. Bajo su escudo y su camiseta hay una larga historia con un hombre clave para entenderla, el fallecido Manuel Regueiro, quien da nombre al estadio en el que juega el equipo. “Estoy seguro de que estaría encantado con lo que estamos haciendo. Allí donde esté, espero que se esté riendo con lo que conseguimos”, afirmaba ayer un hombre clave para el Sporting, Manuel Fuentes, un jugador que, al igual que el resto de sus compañeros, se formó en las categorías inferiores del club, “futboleando” bajo la atentar mirada del alma máter de la entidad. Ahora, en el jardín de Regueiro, el Sporting jugará por primera vez en Primera Autonómica.
Este ascenso tiene además un lado reivindicativo. A nadie se les escapa que muchos de los jugadores del equipo intentaron sin éxito hacerse con un hueco en un Estradense en el que cada años hay menos jugadores del municipio. Ahora, les toca demostrar su valía. “Las categorías están para algo y la Tercera es muy exigente. Puede que no tengamos ningún jugador capaz de aportar a esas alturas pero quizás faltó dar más oportunidades para intentarlo. A lo mejor algún chaval podría haber llegado”, afirma Fuentes, quien considera que están demostrando que un equipo de jugadores de A Estrada “puede jugar bien al fútbol”. “Como aficionado preferiría ir a ver un partido con gente de aquí. Es más bonito”, afirmó al tiempo que destacó la nutrida afición que se acerca siempre a sus partidos.
Fuente: Faro de Vigo